LA EDUCACIÓN EN MÉXICO INDEPENDIENTE

En el contexto del México Independiente nuestro país intenta romper con un sistema de gobierno impuesto por el dominio español. Las primeras décadas se distinguen por el enfrentamiento entre dos grupos políticos que tratan de imponer la forma de gobierno que ellos creen que es la adecuada para el país, cuando el estado de la educación era crítico debido a las múltiples carencias de la educación elemental y a la postración de la educación superior en colegios y universidades, Lucas Alamán si hizo cargo de los asuntos educativos por cuarta vez e informa que se carece de datos fidedignos sobre el estado de la "ilustración" y menciona que el sistema de enseñanza mutua no ha producido todos los resultados que eran de esperarse. Ante ello, propone una serie de reformas educativas respecto a la segunda enseñanza cuyo objetivo es quitar lo superfluo y establecer lo necesario.

El elemento más necesario para la prosperidad de un pueblo es el buen uso y ejercicio de su razón, que no se logra sino por la educación de las masas, sin las cuales no puede haber gobierno popular. Si la educación es el mono polio de ciertas clases y de un número más o menos reducido de familias, no hay que esperar ni pensar en sistema representativo, menos republicano y todavía menos popular

 se ubica en el contexto de un periodo de transformación en el pensamiento y en la política, no sólo para México, sino para el mundo occidental. Nuevas ideas producto de la ilustración y la revolución francesa marcaron una nueva concepción del Estado como una entidad con mayor responsabilidad con la sociedad.

Entre los cambios más profundos que generó la independencia se encuentra una preocupación más seria por atender la educación.

Antes de la guerra de independencia, la educación en México no era una cuestión prioritaria para el Estado, la institución a cargo de la misma era la Iglesia. Los atrios, cuartos de vecindad, y hospitales abandonados funcionaban como colegios y por lo tanto no era necesaria la construcción. Posterior a la guerra de independencia se creó el Ministerio de Relaciones que entre 1821 y 1836 tuvo a su completo cargo la educación. La meta se convirtió en mostrar los conocimientos por medio del método científico puesto que se volvió muy importante mostrar el conocimiento mediante los métodos científicos. Aún así y por décadas la educación femenina se mantuvo a cargo de las monjas y la educación de los varones a cargo de los sacerdotes.

El estudio y el trabajo se convirtieron en el ideal para para abatir la pobreza y la vagancia, aún cuando a la fecha no se ha podido combatir del todo.

En el México independiente, varios fueron los pensadores encargados de plantear y fundamentar el nuevo modelo de nación basándose en los nuevos enfoques educativos para ciertas clases privilegiadas. Los personajes encargados de construir los nuevos modelos de educación fueron Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora, Valentín Gómez Farías y el conservador Lucas Alemán, éste último fue quien finalmente tomó las medidas que, durante su gobierno, caracterizaron la nueva concepción de la educación. En orden, los lineamientos que se siguieron fueron los siguientes:

1. Permitir la libertad de pensamiento y expresión.

2. Prohibir al clero y ejército intervenir en asuntos de política y destituir a los militares que se hubiesen pronunciado en contra del gobierno.

3. Clausurar la Universidad Pontificia, porque en ésta se concentraba un grupo contrario a las ideas de un México independiente y democrático, y reemplazarla por una Dirección de Instrucción Pública, que se encargaría de todo lo relativo a la educación de los mexicanos.

4. Para extender la educación, propuso asimismo la apertura de escuelas nocturnas para que un mayor número de jóvenes tuvieran la oportunidad de aprender y la creación de escuelas normales para maestros.
5. La desamortización de los bienes de la Iglesia.

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